miércoles, 15 de septiembre de 2010

CRÓNICA DE MOYUELA 2010

CRÓNICA DE LAS JORNADAS QUE LAS HUESTES ARAGONESAS PASSARON EN LA NOBLE VILLA DE MOYUELA, DE LA CAZA DE BRUXAS ET ADORADORES DEL DEMONIO QUE EL SANTO TRIBUNAL DE LA INQUISICIÓN FIZO EN ELLA ET OTRAS MUCHAS AVENTURAS QUE EN LA DICHA CRÓNICA SE VERÁN

Narradas, como es costumbre, por el Cronista Maior de la hueste regia transmutado en aquesta ocasión en Domini Can de la Orden de Predicadores de Santo Domingo.

In nomine Patri, et Filii, et Spiritu Sancti, amen.

INTROITO

Heme aquí de nuevo, mis amados lectores, por tercera vez en poco tiempo por contaros con el detalle que caracteriza a mis cálamos una nueva aventura vivida por los milites de la Corona de Aragón en tierras del campo de Belchite, en la noble villa de Moyuela, que será la última deste largo e cálido estío. Andaba el ánimo del cronista desde faze ya luengos meses algo mustio e pesaroso debido a las muchas fallas e inconveniencias cometidas cuando lo de San Jorge, allá por el mes de abril, cuando el señor don Ruy Ximén de Urrea tuvo a bien encargalle la organizatio del Mercado e Feria moyuelina por estar la mayoría de los fideles en disfrute de sus muy merecidas vacaciones estivales e ser necesario poner en manos de un buen mantenedor el adereço destas jornadas que digo, de tal modo que, deseoso de subsanar errores pasados e aprender dellos, púsose el escribano manos a la obra en un “Amén, Jesús” con la ayuda de don Gombaldo et donna Helena de Tramacet et con ánimo de fazer las cosas como bien deben facerse en la nueva oportunidad que el destino le deparaba.

Fue deste modo como durante varias semanas diéronse los mantenedores a los muytos e complexos trabajos que tal organizatio requiere, fablando con los grupos que a las jornadas iban a venirse, adereçando pitanzas e pernoctas, demandando detalles e complimentos logísticos para su buen desarrollo, escribiendo pergaminos con discursos e representatios teatrales e organizando, en definitiva, la Vª edición del Mercado de Oficios Artesanales e Feria Medieval de la villa de Moyuela como si de una visita de Su Majestad don Pedro II de Aragón se tratase. Y en tal modo e con tanta dedicatio hobiéronse complido todos estos trabaxos, que fizo el escribano por su divisa la enarbolada por el Conde Barack Obama grabando en su ánima el “YES, WE CAN” con tanto ardor que pudo salir de tal trance con buena nota.

Fue así como el día de San Nicolás de Tolentino, 10 de septiembre, cargamos nuestros enseres en el carromato que a Moyuela habría de conducirnos, llevamos el dito carromato al castiello de la Mesnada de ACHA por cargar en él los suyos et esperamos todos a la mañana siguiente por dirigirnos a la villa de Moyuela e començar el desarrollo de sus jornadas con la tranquilitas de tenerlo todo bajo un más que relativo control.

PRIMERA JORNADA

Llegada a Moyuela e recordatorio de que no sólo hay polvo el Miércoles de Ceniza…

Tomamos de buena mañana, a eso de la hora de tercia, el camino real hacia Belchite don García Romeu e yo mesmo en mi corcel blanco el día de San Vicente Abad, llegando a un fondaco a la orilla de la carretera do el escribano vistió ya sus hábitos monjiles para algarabía de los allí reunidos (entre los que se encontraban unos caballeros del Santo Sepulcro amigos de don García Romeu), nos desayunamos complidamente et esperamos a don Eximén Cornel et don Pedro Maça, que llegaron tarde debido a que el gallo se les durmió et las sábanas le pesaron al Cornel media hora más de lo debido, por lo cual apenas hobieron tiempo de saludarnos antes de tomar de nuevo los caballos e continuar camino hacia Moyuela, do llegamos apenas una hora e media después de tercia.

Descendimos de las monturas ante el palacio de los Tramacet, saludamos muy contentos a nuestros anfitriones e hallamos en la campa do íbase a adereçar el campamento a nuestros buenos compañeros de ACHA don Ximeno Marco de Celaya, don Agón de Montanyana, e otros varios e varias que llegarían aluego como el elfo Naule Eldelbar, donna Elena o don Pedro de Ahones, amén de don Jaume Montull, donna Elisa de Montserrat et donna Sabina de Arcoflis, llegados de Çaragoça e Huesca los unos et de Villafranca del Penedés los otros, de tal manera que tras los saludos, abrazos et plácemes de rigor descubrimos en la dicha campa tres o cuatro dedos de fina tierra blanca que en un sant y amén pusiéronnos los çapatos e ropas como picapedreros de cantera, llenándonos ojos, pulmones e pieles de polvo e recordándonos que “pulvis es et in pulverem reverteris” no sólo en Miércoles de Ceniza sino en cualquier época del año.

Hobimos de esperar la llegada del carromato que traía nuestros enseres aún cerca de una hora e, por fin, llegado el dito carromato començóse la tarea de descargallo e montar pabellones e toldo, cosa que se fizo no sin grandes trabaxos debido a la dureza del suelo e a la dificultad para clavar en él las piquetas, que parescíamos provocar terremotos de tan grandes golpes dados a los fierros con las mazas hasta tal punto que don Ximeno de Celaya firióse malamente un dedo de tanto ahínco con el que intentaba hincar en el polvo las malditas piquetas. A pesar de lo cual bien prontamente fue adereçado el campamento con sus pabellones e toldo muy lindamente plantados, tras lo qual cambiaron los mesnaderos sus ropas del siglo por otras más acordes e fizimos ya una descubierta por encontrar un lugar en el que calmar las hambres, que a lo tonto se había llegado la hora de nona et las tripas ruxían por sus derechos.

Fuéronse unos al tendal de unos moros que en el Barranco había por mercarles unos bocadillos de kebab en pan de pita et varios acheros viniéronse conmigo a la parte posterior de la iglesia de Moyuela, do nos aliviamos los estómagos con unas buenas ristras de longanizas e morcillas e choriços encerrados entre el pan e regados con cerveza e otros espirituosos que muyto nos relaxaron los ánimos, tras lo qual pasámonos por otra jaima moruna por degustar un té a la menta como los sarracenos suelen preparar acompañados de lamines con miel e frutos secos, mas que a uno de mis compañeros parescióle tal brebaje nauseabundo como con sabor a pegamento, haciéndole xurar que ante el buen café et las galletas de toda la vida que se quiten el agua sucia et las pastas de tierra morunas, e non digo más.

E como el tiempo érase pasado et se acercaba la hora del desfile et la inauguratio de las jornadas, fuímonos todos al campamento por vestir nuestras ropas de gala (salvo el escribano, que non soltó de su cuerpo sus hábitos monjiles en todos los dos días del evento) e partimos muy pintxos et escoscados en busca del alcaide de Moyuela a su domicilio en lucido desfile… precedidos por las siempre novedosas e sorprendentes fanfarrias de los Heráldicos de Caspe (disculpen vuesas senyorías el sarcasmo) con sus trompetas, timbales y la madre que los trujo, pues ya resultaba cansina la salmodia del “póm, pom-pom, porróm-porróm, pom-pom, porropotopóm, pom-pom… paaaa-pa parabarabá papapaaaaa-pa, parabarabá papapaaaaaa-pa” con que nos obsequian allá do coincidimos, si bien he de decir en su descargo que aún tuvimos la fortuna de asistir tras el desfile a un nuevo redoble que, por suerte, hase venido a ampliar el repertorio de su “Hit Parade”.
Llegados a la fuente de la villa, abrió el señor alcaide las jornadas con la petición de la lista de sus participantes, tras lo qual procedió el escribano a leer el pregón de inauguratio:

¡MOYUELINOS!

Hubo un tiempo en estas tierras en el que las gentes sufrían grandes penurias, los reyes llevaban corona, los castillos no estaban en ruinas, se trabajaba de sol a sol y las princesas no sabían lo que era presentar un telediario. Eran tiempos duros y difíciles, desde luego, pero precisamente por eso los seres humanos sabían apreciar todos y cada uno de los buenos momentos que les ofrecían sus vidas, que no eran muchos pero sí intensos.

Es nuestro privilegio, no obstante, poder recuperar lo mucho bueno que tuvo esa época medieval y dejar a un lado sus tragedias y dolores porque también sabemos que eso de que “cualquier tiempo pasado fue mejor” es una mentira como la catedral de Burgos o la Seo de Zaragoza (por poner un ejemplo más de aquí). Dejaremos a un lado, pues, la Peste, la Guerra, el Hambre y la Muerte y nos quedaremos con el mercado, los desfiles, los juegos, los cuentos y el teatrillo para dibujar un cuadro que no por ser más agradable deja de ser menos histórico.

Así pues, con permiso del rey nuestro señor y de nuestro señor Alcalde y en vista de las condiciones precarias por las que atraviesan nuestros amados reinos y condados de esta Corona de Aragón, que son parecidas a las que azotan toda la Hispania y parte del extranjero, Su Majestad y las autoridades del municipio de Moyuela y adyacentes o dependientes de él han tomado las siguientes determinaciones:
  • Primera: Durante dos días las gentes de este municipio, sus gobernantes, vecinos, visitantes e cualesquiera otras personas que en él se hallaren vivirán inmersos en la Edad Media, que fue la época más parecida a la que hoy día sufrimos.
  • Segunda: Queda decretada la alegría y el festejo durante las presentes jornadas medievales, por lo cual estará terminantemente prohibido por el Municipio y la Iglesia quejarse de las condiciones económicas que nos azotan bajo pena de excomunión y azotes en el trasero para los aguafiestas.
  • Tercera: A todo aquél que pronunciase durante estos dos días la palabra “crisis” le será aplicada la multa de cincuenta céntimos de euro jaqués, que se introducirán en una urna y será dedicada a comprar jamón, chorizo y viandas a repartir entre todos los vecinos que no la haya pronunciado. Nada de CRISIS. ¡Caca!.
  • Cuarta: Queda prohibida la reducción de salario a todos los niños, por lo cual la propinica que reciban de sus padres será aumentada en un 15%, siendo gastada la dicha propina en chuches, caramelos, dulces, juguetes y juegos varios de acuerdo con la ley que determinen sus padres (tampoco hay que pasarse).
  • Quinta: Todo aquél que se niegue a comer jamón, chorizo o cualquier otro derivado del cerdo, será tenido en sospecha de la Santa Inquisición a no ser que se pase al marisco, los calamares a la romana y las sardinas asadas (que tampoco conviene jugar con el colesterol por dárselas de cristiano viejo).
  • Sexta y última: Habiendo sido decretada la alegría y el festejo en el punto segundo de esta normativa, será obligatorio pasarlo lo mejor posible, disfrutar de la vida (que para eso nos la dio el Señor), cantar y bailar cuando haya ocasión para ello y comer y beber de lo que haya… si lo hay.

Por orden del Rey. He dicho.


Tras lo cual, paso la voz y la palabra al señor Alcaide de la Villa de Moyuela

PALABRAS DEL EXCMO SR. ALCALDE DE MOYUELA:

Ojalá, queridos vecinos y amigos, estas condiciones que acabamos de oír pudiesen ser ampliadas a todos los días del año y a todos los pueblos y ciudades de España. En cualquier caso, queremos desde este púlpito daros a todos la bienvenida a estas jornadas medievales y pediros que las disfrutéis al menos tanto como ha sido el cariño que sus organizadores hemos puesto en ellas. Y como dice la sabiduría popular en boca de Baltasar Gracián que “lo bueno, si breve, dos veces bueno”, acabemos coreando un grito que se oiga desde el Pirineo hasta Teruel:

MOYUELINOS:
¡¡¡VIVA MOYUELA!!!
¡¡¡VIVA ARAGÓN!!!


Tras ello tuvo lugar el primer acto de la encuesta inquisitorial en la que fueron acusados dos reos, los quales fueron puestos a buen recaudo hasta la mañana siguiente, en que serían interrogados por el Santo Tribunal. Acabada la pesquisa, continuóse el desfile por el mercado de Moyuela, deteniéndonos un instante ante el gallo que representa a la villa por rendir homenaje a su historia e reçar por ella un pater noster en buen latín. Llegados a la casa del alcaide, despedímonos dél con grande grita de aplausos e tornamos al campamento, do los mesnaderos de ACHA preparáronse para efectuar una reyerta en las calles del mercado mientras los demás adereçábamos la campa para el tiro con arco et la expositio de armas para los visitantes, en tal modo que de allá a poco vímonos todos rodeados de infantes, adultos e abuelos dispuestos a probar fortuna con el arco, contemplar e blandir la panoplia de los guerreros aragoneses o entrenar sus braços con las espadas en la esgrima para niños. E una vez más el escribano fizo de su arte de escribanía espectáculo en tal modo que muy lindamente fueron pintados sobre hermosos diplomas los nombres de los pequeñuelos que habían participado en el tiro con arco, que era grande alegría e gozo ver las caritas de respeto e agradecimiento de los niños cuando con vocecita tímida decían al amanuense su nombre, de tal manera que aprovexó en cronista la ocasión para añadir unos sencillos dibuxillos cabe al nombre del agraciado al escribillo, cosa que fue muy agradescida por padres e hijos.

Un buen par de horas pasaron en estos agradables trabaxos, los unos enseñando las armas (et aún disparando el escribano un palo de fuego por prima vez, que me dexó los oídos muy perjudicados mas resultó una gozada la experiencia), tensando el arco los otros et mostrando los golpes de la esgrima los demás, de modo que poco a poco fue cayendo la oscuridad sobre la villa et nos preparamos todos para ir, junto a las gentes de Moyuela, a la cena que en los pabellones de las piscinas de la villa habíase adereçado et que consistió (¡nunca, jamás en la vida lo adivinarán mis lectores!) en una ensalada et el estofado al que tant grande cariño e aprecio tiene el cronista, si bien en aquesta ocasión era de jarretes de ternasco, lo que templó un poco la animadversión de mi estómago por la carne estofada. Aprovexé uno de los güesos del dito jarrete para fazer en él unas gollerías: con el magnífico cuchillo de afiladísima hoja mercado al maestro de arqueros don José Luis Íñiguez de Azogaraz, practiqué en el güeso varios agujeros et vacié el tuétano del mesmo (que golía a rayos del infierno, vive Dios, despertándome unas arcadas espantosas) fabricando una muy linda flautica que aluego iba a servirme para otro menester que en su momento se verá.

Acabada la cena, como el amanuense non tenía ganas de juergas ulteriores e, además, la penosa megafonía del lugar fazía que a los intervinientes en la animatio de la cena se les entendiese lo mismo que a un moro hablando en árabe con la boca llena de migas, salíme a la campa e trové en ella unos hachones encendidos en tal modo que estaba el lugar fresco e muy lindamente silencioso e tranquilo, aprovexando para sentarme e contemplar las estrellas pidiéndoles que el resto de las jornadas moyuelinas fuesen al menos tan bien como la que ya a punto estaba de finiquitar. Viniéronse a acompañarme a poco los acheros don Ximeno Marco de Celaya, donna Elena, don Agón de Montañana e otros, departiendo muy amistosamente bajo las estrellas (si bien el frío habíame ya empujado a buscar mi capa de lana a las alforjas de mi montura) hasta que juntámonos todos bajo el toldo, a la luz de los candiles, velas e hachones, contando chascarrillos como solemos en una noche fresca mas muy agradable e deleitosa.

E así llegóse el momento del último acto de la jornada, que non fue otro que el desfile de antorchas hasta la ermita templaria de Sancta María, do tuvo lugar un muy lucido cuentacuentos que fizo la delicia de los niños con la historia del escudero Juan et el dragón durante el cual fize uso de la flautica fabricada durante la cena para cantar la trova "yo soy un hueso del pobre Juan, el escudero de un vil señor, que con mi muerte quiso ocultar, que fui yo aquél que mató al dragón", e donde pudo el escribano comprobar que entre las muchas e grandes virtudes que adornan al gran caballero don Eximén Cornel non figura la del canto precisamente, pues han escuxado mis oídos cornejas cantar mejor, mas es cosa que carece de importancia pues non credo que el buen Cornel deba nunca volver a ponerse en el brete de cantar trovas ante una multitud expectante como la que le escuxaba en la ermita de Sancta María de Moyuela. Acabó el cronista la su actuación contando ante los pequeños la muerte del buen rey don Sancho Ramírez en el cerco de Huesca, siendo por todos muy aplaudida et especialmente por el señor don Eximén, que mucho gusta destas leyendas aragonesas como es sabido, et por don García Romeu, que contemplaba enternecido los rostros de los infantes allá reunidos bajo las estrellas mientras escuxaban al escribano desgranar sus historias...

E así llegóse la hora de la pernocta, bien que mientras don Jimeno Cornel e yo mesmo nos retirábamos a nuestro aposento en el palacio del señor de Tramacet, aún quedaron en la campa e la fiesta el resto de mesnaderos (especialmente donna Helena, que andaba desatada con la mosica et la algarabía). Mas el sueño ya nos rendía a los mayores et media hora pasada de laudes caímos en braços de Morfeo muy sosegadamente hasta bien entrada la mañana del siguiente día, último destas jornadas moyuelinas.


SEGUNDA JORNADA (E POSTRERA)

"Yo non sé nada. Por Amor de Dios!”

Hacia la hora de tercia, más o menos, del día de San Guidón hallábanse ya don Eximén Cornel et el escribano listos para rematar la última de las jornadas que venimos narrando, de modo que tras las abluciones e alivios varios salímonos a la calle para encontrarla vacía de moyuelinos et mesnaderos, pues al parecer la algarabía nocturna se había extendido hasta altas horas de la madrugada et los cuerpos pedían descanso a sus dueños. Mas hete acá que viendo llegar desde lo lexos de la calle a tres personas a las que non pudimos identificar, hicimos don Ximén e yo mesmo caso omiso dellas hasta que una voz nos resultó familiar… descubriendo sólo entonces questas tres personas que digo non eran otros que los arqueros don Íñiguez de Azogaraz, don Gonzalo et donna Merce de Arcomedievo, que habíanse venido a compartir con nosotros la jornada et que de buenas a primeras, entre el sueño e la falta de desayuno, non habíamos acertado a reconocer.


No obstante, saludados nuestros buenos amigos -haciendo pelillos a la mar de viejas cuentas entre escribanos traidores, caballeros altivos e arqueros mercenarios-, fuímonos todos a una fonda del pueblo, do degustamos nuestros cafés e lamines e trovamos en ella a los arqueros de la Flor de Lis, de modo que juntámonos todos et departimos unos momentos con grande plazer antes de baxar a la campa do los mesnaderos començaban ya a despertarse bien entrada la mañana, de tal modo que apenas una hora antes de sexta hallábanos preparados para la siguiente actividad, que era la asistencia a la Santa Misa et la preparatio del interrogatoprio inquisitorial a las puertas del templo tras ella. Llevamos allá todo lo necesario et lo aprestamos en la plaza de la iglesia mientras algunos mesnaderos asistían a la Misa, tras la qual -que se alargó un tantico, pues era la despedida del párroco de Moyuela, que era trasladado precisamente a Zufaria- fizieron los guerreros arco de espadas al sacerdote et al alcaide de la villa et su duenna mientras el monje escribano bendíjolos en buen latín, cosa que fue muy gratamente rescibida por los presentes.

E tras ello celebróse la encuesta inquisitorial, en la qual fueron torturados tres reos en tal modo que muy grandemente aplaudido fue el auto representado, especialmente la magistral actuación de maese Agón de Montañana, que daba gritos de auténtico endemoniado, tras el cual fuimonos todos de regreso a la campa por departir entre nos antes de marchar al condumio, no sin antes tomar un tentempié en las brasa tras la iglesia de Moyuela, do maese Pedro Maza et maese Corronchos Ignifocus deleitaron al respetable cantando, entre otros, aqueste son:


Si en una noche oscura en el bazar
Cayese alguna banda sobre ti
Mi amo, en un pis-pas les zurrarás
Te sobra un genio para repartir
Usa mi magia y vencerás por K.O.
Soy dinamita a punto de explotar
Y ya verás, ¡qué flash! Está chupao
Solo esta lámpara debes frotar
¿Quién llama?

Mi amo y mi señor
¿quiere algo en especial?
Le aconsejo
Nuestro pavo real
No hay un genio tan genial

Je suis su maitre ici
Un tipo servicial
Me repita, mande, le oigo mal
No hay un genio tan genial

Sí, sí, servicio cinco estrellas
Comerás mejor que el sha
Cualquier manjar, cous cous, ¿qué más?
Tal vez un poco de baklavá

¿Qué tal un shiskebab
y frutas al final?
Aquí el menú, lo escribes tú
No hay un genio tan genial

¿Has visto algo así?
Ahora prueba tú
Ahora aprenderás otro truco más
¡Cuidao que quemo!
Y toma ya
Cuando digo, "Abracadabra," bon voyage
Yo les hago desaparecer

Te ha dao el telele, te has quedao pasmao
A tus problemas soy la solución
Fui el primero de mi promoción
Yo soy un genio super enrollao
Lo que tú mandes se hará, te sirvo a ti
Susúrrame, te escucho, suéltalo
Sé que la lista es más de un millón
Tú frota bien y luego dímelo, eh oh

Mi amo y mi señor, ¿qué puedo hacer por ti?
Ya estoy aquí, ¿qué tal mi amor?
No hay un genio tan, no hay un genio tan genial
No hay un genio tan, no hay un genio tan genial
No hay un… genio… tan… geee…niaaaaaaaaaaal

E como entre tanto mencionar comidas habíasenos despertado el apetito acudimos todos al fondaco “El Cordonero” do degustamos por apenas diez euros jaqueses unas papas bravas, ensalada e callos con tomate como entrante, seguido de una exquisita judiada con sus chorizos, morcillas e pancetas que nos asentó en el cuerpo como bala de plomo, regado todo ello con vino peleón, agua e refrescos varios e finiquitando como postre un flan u helado (para quienes lo quisieron) et el consabido café que pone glorioso punto final a toda buena pitanza.


Tras la comida, que compartimos con los almogávares de Lurte et los arqueros de Arcomedievo, regresamos a la campa e marchamos algunos a dormitar al césped de las piscinas, do el escribano tuvo un corte de digestión muy doloroso que le dexó las tripas muy mal acomodadas, si bien fue pasagero et sin consecuencias ulteriores. Mas ya iban cayendo las horas de la tarde e fazíase tiempo de regresar, de modo que desmontamos los pabellones, recogimos las panoplias e sudaron maese Gombaldo et otros varios la gota gorda intentando sacar de la tierra dos o tres piquetas que se obstinaban en mantener el matrimonio con el polvo e las piedras del río hasta que por fín pudieron ser extraídas del suelo.


Poco más queda por contar: esperamos con paciencia la llegada del carromato que había de llevar nuestros enseres a Çaragoça, cargamos todo nuestro equipo en él, despedímonos con grandes muestras de cariño los unos de los otros, dando infinitas gracias el escribano a todos los buenos amigos que habían fecho posible tan espléndidas jornadas, e partimos hacia la capital del Ebro con buen ánimo, descargando en el castiello Fidelis pabellones, toldo, mesas, bancos, sillas e armas e dexando el carromato camino del local de ACHA para fazer lo propio en él con los suyos.
E así, cansado, derrengado, cubierto de polvo mas con el ánima repuesta de los pesares que la amostazaban desde la espina de San Jorge, os lo ha contado el escribano e organizador de la Feria de Moyuela dom Enrique de Çaragoça, como lo seguirá faziendo siempre que la ocasión se lo depare.

En el castillo de Zufaria, a 14 días del mes de septiembre de 1210, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz.