martes, 27 de septiembre de 2011

Jornadas de Luna 2011



lunes, 26 de septiembre de 2011

Partida de Diego 2011



martes, 30 de agosto de 2011

Peracense 2011 en Antena Aragón

viernes, 8 de julio de 2011

Anento 2011



Casa de Anento Asociación cultural

IV JORNADAS MEDIEVALES DE LA VILLA DE ANENTO-23 Y 24 DE JULIO-

Anento rememora por cuarto año La Guerra de los Dos Pedros

El próximo fin de semana del 23 y 24 de julio el pintoresco pueblo de Anento revivirá el acontecimiento histórico más importante de su historia: La Guerra de los Dos Pedros (Pedro de I de Castilla y Pedro IV de Aragón).

Concretamente, los hechos que serán representados en toda la localidad ocurrieron en el año 1357.

El pueblo de Anento fue incendiado por las tropas castellanas de Pedro I, obligando a sus habitantes a refugiarse en el Castillo que domina el término. Los anentinos, ayudados por las tropas aragonesas de Pedro IV de Aragón, lograron defender el castillo con gran honor, como se ha demostrado documentalmente.

Durante todo el fin de semana tendrán lugar multitud de actos en un ambiente completamente medieval. Todo el pueblo se volcará en las demostraciones de oficios, en el desfile de tropas con antorchas por las calles del pueblo, en la gran cena medieval o en la subida al castillo.

Hay que destacar el III Encuentro de Grupos de Recreación Medieval, al cual acuden casi 100 medievalistas. Como pueden ser (Fidelis Regi, Gordobordon, Pepin Banzo, Aswan, etc.)

Anento destaca por su trazado medieval, con todas sus calles empedradas. Sus edificios más representativos son: el Castillo, situado sobre lo alto de la villa y rodeado de un extenso pinar; y la Iglesia Gótica, recientemente restaurada, que conserva pinturas murales del siglo IV y un magnífico retablo del pintor aragonés Blasco de Grañen.

IV JORNADAS MEDIEVALES DE LA VILLA DE ANENTO

Lugar: Anento. Comarca Campo de Daroca. Provincia de Zaragoza

Fechas: Días 23 y 24 de julio.

Horarios de actuación: Programa en preparación

MÁS INFORMACIÓN

Asociacion Casa de Anento: http://www.casadeanento.es.tl/

miércoles, 22 de junio de 2011

Peracense 2011



Castillo de Peracense, día tercero de las nonas de agosto del año de la Encarnación del Señor de mil y doscientos once.
Si alguna vez la Parca tejió sus hilos con saña, yo os digo, por Dios vivo, que ésta parece ser la ocasión. Nos alcanzan tiempos preñados de dolores y parecería que bajo los pies de nuestro señor rey, don Pedro de Aragón, se esconde la piedra armera de todas las iras y amenazas.
En tanto que tales augurios se ciernen sobre todos nosotros, la mesnada real y aquellos ricoshombres que tienen sus honores por el rey don Pedro, se baten, con las tropas de los concejos más próximos, contra los muros de Balaguer, pues don Pedro busca retornar el condado de Urgell a su legítima señora. ¡Más le valiera encontrarse en otra parte y no luchando contra los suyos!
Bien cerca de allí, al otro lado de la blanca muralla, la jauría del Papa romano muerde, una a una, las plazas de los deudos del rey en Occitania. Bram, Minerva, Terme, Cabaret, Lavaur y muchas otras villas y ciudades han sido pasadas a sangre y fuego por el malhadado Simón de Monfort, mientras los buenos vasallos de don Pedro han ardido en piras humeantes por el miserable celo del rencoroso abad de Citeaux, mano, y legado ahora, del Santo Apóstol. ¡Hasta con Tolosa se han atrevido pero, loado sea el Cielo, sus fuerzas no han sido tantas!
Del sur llegan noticias que se lamentan de como el Miramamolín, ese falso profeta de la secta de los almohades, ofendido en su fe por la pérdida, el pasado verano, de Ademuz, Castelfabib, el Cuervo y Sertella a manos de nuestro valeroso señor rey, se halla, después de atravesar el mar con innumerables galeras, taridas y leños, sobre los lindes de Castilla, cercando la fortaleza de Salvatierra, último bastión de la Fe. Si la toma, nadie podrá impedir que arribe hasta Zaragoza, Barcelona y los Pirineos, tal y como amenazó a nuestro buen rey en su osada y desafiante carta.
¡Ojalá, Nuestro Señor Dios hunda a los enemigos en la confusión y disperse sus ejércitos a los cuatro abismos del mundo!
Pero, aun con ser éstas amenazas tan terribles, mucho más doliente y pesarosa es la desafección de tantos ricoshombres, mesnaderos y vasallos de toda condición, que como buitres ven llegado el momento de arrojarse, en propio provecho, sobre los futuros despojos.
El aire está espesado ahora de palabras sediciosas, oscuras arterías y velados propósitos de traición. Muchos se muestran, amagados en secreto, dispuestos a juramentarse contra el rey y, pretextando bien común, hurtarle el cetro de la mano con tal de poder manejar el reino a su egoísta antojo. De ahí que, de todos éstos, sean ya muchos los que tornan sus ambiciosas miradas hacia don Rui Ximénez de Urrea, pues saben bien que este orgulloso señor se halla en franca y abierta rebelión desde que, el año pasado, desoyendo el mandato directo de don Pedro, negó la entrega de Peracense a su legítimo tenente, don Ximén Cornel, el Viejo, amigo y consejero del señor rey.Y ahora, ahora dicen que algunos de los más altos señores del reino y de los condados, con una u otra excusa, han partido del cerco de Balaguer y marchan, a uña de caballo, hacia Peracense, convocados por don Rui…
Así pues, la siniestra y tejedora Parca anuda, con maestría y delectación, los hilos de un negro destino sobre la roja y altiva torre del igualmente rojo y enriscado castillo de Peracense…
¡Dios nos ayude a todos cuantos deseamos la ventura del rey y el provecho del reino!




Quae cum ita sit, fratres, pro salvatione regni, rogate nobiscum: Omnipotens et misericors Deus, qui superbis resistis, humilibus autem das gratiam, digna tibi laudum preconia et devotas gratiarum referimus actiones, quod antiqua innovando miracula, ex iustitiae causa, gloriosam concederis victoriam de perfidis gentibus regno Aragonum: te suppliciter exoramus ut quod mirabiliter incepisti misericorditer prosequaris ad laudem et gloriam nominis tui sancti, quod super nos famulos tuos fideliter invocatur. Per Dominum nostrum, et cetera.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Crónica de la Marató 2010 (y 5)

TERCERA JORNADA (ET POSTRERA)
"Mira, mama... ¡Una castanyera!"

Amanesció el día de San Hermógenes, domingo, 12 de diciembre, muy limpio e soleado como los anteriores, si bien con tempero algo fresco e los mesnaderos levantáronse de los catres poco antes de la hora de tercia, vistiendo sus ropas et faziendo sus abluciones para luego baxar al refectorio por desayunarse igual que el día anterior. Aquesta vez eran un poco más animados los rostros et los modos, pues la noche había sido algo más larga que la anterior e los cuerpos andaban descansados, pero aún assí faltaban nuestras inyecciones de cafeína "expresso" et lamines para despertar del todo. Dímonos los buenos días, salímonos al tempero del exterior por despejarnos completamente et de ahí a poco començó de nuevo a cobrar vida la Marató disponiéndose los armeros e preparándose las lizas para el tiro con arco et los juegos varios mientras ya por la puerta del albergue asomaban tímidamente los primeros visitantes una hora antes de sexta. Llegáronse por entonces al campamento de la Marató unos titiriteros armados de extraños artilugios que dixeron seer de la TV local de Vilafanca, e allá les estuvo atendiendo maese Jaume Montull e luego yo mesmo, pues díxeles que podrían grabar buenas imatges en la capilla del campamento con el monje orando ante la talla de Nuestra Señora, cosa de la que quedó el muchachico muy satisfecho et yo más, máxime cuando la mesma oportunidad ofrecí a una muy hermosa dama que por allá se pasó con sus cámaras e artilugios del Diablo et que también robó mi alma con ellos, cossa que non me importa porque hace ya mucho que la tengo perdida por mis muchos pecados et malsanas inclinaciones, assí que de perdidos al río.

Poco passaría de la hora de sexta cuando ya nos preparamos todos para una segona edición de la batalla entre las enfermedades et los medicamentos, no sin antes tener que adelantar un poco las vallas de protección de los curiosos espectadores pues algunos desaprensivos habían aparcado sus camellos demasiado cerca dellas e non había espacio do posarse para contemplar la lid cómodamente. Fecho lo qual passamos ya a la batalla propiamente dicha, que fue similar a la del día anterior, con don Ioan de Ancheta liderando a la Marató et don Ruy de Urrea a la Sífilis y demás maladías, acabando con lucido combate entre la Gonorrea y el Paracetamol que, aunque acabó con la derrota de éste, dió lugar a una carga salvaje de las encoraginadas enfermedades que, a la postre, fueron vencidas por el Ibuprofeno, el Nolotil y el Frenadol capitaneados por el doctor Ancheta, quienes cortaron de nuevo la cabeza a don Ruy de Urrea, que debía seer el Cáncer a lo menos, et que vio perderla por segunda vez, cosa que no es de preocupar porque un ricohombre de Aragón como mi señor de Urrea tiene cabeza suficiente para perderla media docena de veces... Et non digo más.

Tras la batalla, que a juzgar por los comentarios había resultado mucho más lucida que la del día precedente, y ello a pessar de la pérdida de la punta de la lanza del Paracetamol, que resultó ser de calamina e más falsa que un sueldo jaqués de madera (la punta de la lanza, digo, no el Paracetamol), procedimos a continuar con las actividades, que ya digo questa Marató iba a resultar agotadora para muchos, et la recaudación de fondos. Et era la siguiente un vestir al caballero del que se ocupó ya complidamente maese Pero Maça sin que el escribano metiese la pata, teniendo en cuenta además que maese Atho de Foces me había recordado lo del esparadrapo minutos antes de la actividad, a pesar de lo cual hubo de meter baza el escribano para bendecir al caballero antes de entrar en combate, que antes se congelará el infierno que cierre la boca el parlanchín del monje... E tras aquesta nueva muestra de soberbia, mientras paseaba después el monje escribano altivamente su gallardía por el campamento, saliendo a la calle por sorprender a los transehúntes, como suele dezirse "más bonito que un San Luis"con su sayal negro benedictino, su capa de lana et su capucha e bastón, bajáronle a la tierra las palabras de una niñica que paseaba con su madre, et que al verme de tal guisa e porte dixo en parla catalana:

"Mira, mama... ¡Una castanyera!"

Lo qual dexome un poco corrido de vergüenza et me recordó que subirse a la parra tiene el inconveniente de que aluego hay que bajarse, aunque sea a pedradas. E bien que me bajó, la cría del demonio, que a partir de entonces mis compañeros non cesaron de pedirme un par de docenas de castañas calenticas, los muy carnuces, con grande grita de risas e cachondeo... Marché al campo de tiro con arco por distraerme un poquico et disparé unas cuantas flechas (a escondidas de mi señor de Urrea, que no gusta destas aficiones entre sus siervos) con diferente fortuna con un arco de 45 libras prestado por maese Xabier Bernadí.

Mas olvidemos el incidente tontorrón et sigamos narrando algo que puede parescer lubricidad e fijación psicótica mas debe también consignarse en aquestos pergaminos que toda la verdad recogen, et fue tal que por entonces vido el escribano en la taberna de la Marató un hermossísimo trasero femenino forrado de cuero e acompañado de luengas piernas por abajo et sugerentes espaldas et dorados cabellos por arriba, todo lo qual me fizo olvidar durante unos minutos el asunto de la castañera. Mientras mis ojos se quedaban prendidos de esos pantalones tan bien guarnecidos el resto de mí entró en el albergue, do maese Assalit de Gúdal fízome notar también la presencia de la dama con grande admiración et díxele que también yo la había sentido et que estaba el pandero como para tocar villancicos en él, (¡Jesús, María y José me protejan!). E non paró ahí la cosa, sino que en saliendo de nuevo al exterior dirixíme a la dama diciéndole con galante sonrisa: "Me gusta mucho ese pantalón, pero non resulta apropiado para la castidad de un monje... ¡A ver si voy a tener que aplicar excomuniones en aquesta Marató!", lo qual fizo reír a la dama, que al parecer era familiar de los arqueros de Arcoflis e comió con nosotros et otras daifas que la acompanyaban, alegrándonos la vista sobremanera.

Pues habéis de saber que a lo tonto érase llegado ya el momento de la pitanza, que en esta última ocasión fue de fideuá como primera vianda, pollo relleno con jamón dulce y queso como segunda et postre de pastelillos de yema e chocolate, finalizado todo con un cafecico expresso como colofón. Et como ya dixe varias veces que los yantares fueron dignos del Olimpo, non credo necesario ponderar también aqueste. Finalizada esta última comida e felicitados loa anfitriones por ella, abrióse de nuevo campo para el relajo hasta casi la hora de vísperas, en la qual teníamos programado un nuevo vestir al caballero et un cuentacuentos. Pero antes volvimos a tener la visita de maese Martin de Praga, que traxo su cachimba e invitónos a pasar un ratejo con él, si bien la situación no terminaba de ser cómoda para mí e para el descabezado don Ruy de Urrea por el escaso dominio que el muchachico tenía de la parla espanyola, pues llevaba apenas tres meses en Catalunya et entre el castellano, el catalá, el alemán y el checo debía tener el pobre en su cabeza un Babel más tremendo e confuso que el bíblico...

Ya languidecía la tarde e algunos mesnaderos (la Milicia de Rioiia, los arqueros de Arcomedievo, el mesmo don Ruy de Urrea -preocupado por la salud de su esposa- e don Ximen Cornel) se despedían e partían hacia sus respectivos casales cuando tuvieron lugar las últimas actividades de la tarde, como dige más arriba. Trabóse primero exhibición de combate entre caballeros de ACHA e Fidelis Regi, fízose aluego el último cuentacuentos por parte del escribano, que relató a una pequeña tropa de infantes la historia del Hijo del Zapatero (non confundir con personajes políticos del siglo, que non hi han nada que ver) et la de los Sagrados Corporales de Daroca congrande deleite para los espectadores. Mas ya entonces bullía todo el campamento de actividad, pero esta vez para su desmonte, que ya las armas estaban siendo cargadas en los jumentos, los pabellones vueltos de nuevo a tierra, las ropas cambiadas por otras más cómodas et començaba el tiempo de los abrazos, besos, apretones de manos e despedidas. Estrechamos cuerpos e manos muy efusivamente, felicitando a los anfitriones por sus desvelos e prometiéndonos encontrar todos de nuevo al pie de la Escaleras de los Amantes en Teruel, el próximo mes de febrero...

Poco más queda por contar... Recorridas las salas del albergue et las campas exteriores por ver si algo nos dexábamos, montamos don Xavier Polo, don Luis Gominolo, don Assalit de Gúdal e yo mesmo en el caballo del primero e tomamos camino hacia Çaragoça en medio de la noche, deteniéndonos en un fondaco de Los Monegros para cenar (ya que don Assalit no disponía de condumnio en sus posesiones zaragozanas e quiso tomar un piscolabis de camino a casa) para disgusto de don Atho de Foces, que ya era llegado al castillo Fidelis en Çaragoça e nos esperaba para descargar enseres en él. Yo, por mi parte, detuvíme a la entrada de la ciudad para tomar a mi vez mi propio jumento e regresar a mis tierras en Zufaria con el cuerpo derrengado más el ánima muy complacida, contenta e dichosa de las tres magníficas jornadas passadas en compañía de las grandes mesnadas de la Corona de Aragón et los castellanos de Rioiia en Vilafranca del Penedès et para una tan noble causa como la de la Marató.

E assí, como lo he contado, fue como sucedió et como lo continuaré narrando todos los años que Dios tenga a bien concederme de vida et en todos los eventos a los que la hueste regia sea convocada.

En el castillo de Zufaria, a 15 días del mes de diciembre de 1210, festividad de San Urbez de Nocito.

Enrique de Çaragoça

Crónica de la Marató 2010 (4)

CONTINUATIO
"¡Entalto Urrea!"

Comimos, pues, con buena gana e mejor compañía una pitanza sabrssísima como todas las que en la Marató degustamos, y que en aquesta ocasión era de ensalada de pasta como primera vianda et una carne guisada con salsa como segunda, acabando con unos lamines de chocolate et yema como postre, tras lo cual algunos mesnaderos -don Atho de Foces, donna Rocío su esposa, don Assalit de Gúdal, maese Gominolo et yo mesmo- retirámonos a nuestras habitaciones por robarle algo de sueño al tiempo antes de començar las actividades de la tarde. Fue una bien aprovexada siesta de apenas una hora, pero nos templó los ánimos e descansó los cuerpos siquiera brevemente, que mucho lo necesitábamos. ¡Bendita sea la costumbre mora, que non por venir de infieles resulta menos agradable e bien discurrida!

Levantamos del catre una hora antes de vísperas, salvo maese Pistachito, a quien non quisimos despertar porque necesitaba del sueño más que nosotros, cambieme de ropas por otras más calenticas (ya que el frío empezaba a llegar acompañado por las sombras de atardecer) e preparámonos para las siguientes actuaciones, que non eran otras que la continuatio de la exposición de armas, una exhibitio de lucha con espadas entre los caballeros de ACHA et un cuentacuentos del que se encargó vuestro escribano, contando tres historias sobre "La Campana de Huesca", "Ioan, el escudero, y el Dragón" (la qual ya conoscen mis lectores por lo de Moyuela) et "La muerte del rey don Sancho Ramírez" ante un público que parescía poco interesado en alguna dellas, sin duda por tratarse de historias del reyno d'Aragón desconocidas en el Condado de Barcelona, a pesar de lo cual fue muy aplaudido el escribano por su buen recitar e su mejor cantar. Digamos también que fue una tarde muy completa de visitas, pues rescibimos la de Fray Galcerán et la de Jaume Escudé, que por allá se passaron a saludarnos muy contentos, además de todo un regimiento de adolescentes que se interesaron muy en especial en las armas de la expositio, faziendo montar en cólera a maese Corronchos cada vez que veía a los impetuosos jóvenes lanzarse sobre manguales, espadas, yelmos, hachas et dagas sin precaución alguna et con grande precipitatio e curiosidad.

Conoscimos también aquella tarde a maese Martin, un joven muchachico de apenas 20 primaveras procedente de un extranyo lugar llamado "Praga", que parlaba la lengua castellana de malas trazas et que resultó un gran aficionado a la cachimba, de modo que entre los infantes que dibuxaban escudicos et las damas que servían cerveza e refrescos en la taberna pronto se plantó la cachimba de maese Martin junto a la de don Ruy de Urrea et fumamos todos los tres un muy aromático tabaco de cereza, especialmente cuando donna Elisa de Montserrate consiguiónos carbón de quemar en una tienda de la villa, lo cual muyto le agradescimos. Ciertamente no he insistido demasiado en el asunto de la sisha, pero como es sabido que allá do se junten las casas de Urrea et Pardo ha de haber siempre una cachimba encendida do disfrutar de momentos de relajo, no me ha parecido necesario ahondar en la cuestión, que es lo mesmo que dezir que fumamos como carreteros cada vez que pudimos fazerlo durante todos los tres días de la Marató. E aún he de comentarvos también que en lo que toca al fumeque, estaba prohibido fazerlo en el interior del albergue por lo cual fue necessario salir fuera al relente de la noche cada vez que algún mesnadero pretendía incinerar cilindrines, de tal manera que alguno atrevióse a sugerir que siendo más los fumadores que los abstemios aún debían ser éstos quienes saliesen fuera. Mas non diximos nada desto a nuestros compañeros por no soliviantar los ánimos.

Llegóse destos modos la hora de la cena, que fue de macarrones e albondiguicas con salsa muy sabrosas, tras la cual volvimos a probar los lamines de yema e chocolate que antes dige. Fecho esto llegóse la ocasión del segundo pase del espectáculo de Les Morenitos, que volvieron a repetir la Balada de Pardines para los numerosos arqueros que habíanse juntado en Vilafranca, et luego cantaron para don Ioan de Ancheta una Serenata Tímida et una otra Serenata Intimidatoria. Abierto un período de tiempo para el descanso, en el entreacto nuestros hermanos de Arcoflis aprovexaron para homenajear a los presentes agradeciéndonos grandemente nuestros muchos trabajos en la Marató et otorgándonos unos diplomas para cada mesnada como recordatorio de la ocasión. Et tras ello, "Les Morenitos" ofrecieron para acabar un copublicado del Comando Fidelis, "grupo que reivindica la supremacía de los Ricoshombres de Aragón por encima de arqueros, ballesteros, almogávares y otra gentuza" según ellos mesmos se presentaron, cubiertos por yelmos anónimos, pidiendo entre otras cosas la ampliación del canfranero hasta Atenas e Neopatria e la prohibición de usar flechas, virotes y hondas en todo el territorio de la Corona, recordando además que la devolución de los Bienes de la Franja retenidos en Lleida non era preciso pedilla por encontrarse tales Bienes ya en Aragón, pues todo es su Corona incluyendo el condado de Barcelona, acabando todo con un "¡Entalto Urrea!" como grito de guerra del Comando Fidelis.

Muy lindamente aplaudido fue el sainete por todos los presentes, tras lo qual se fragmentó la reunión en varios grupos dispersos por el albergue de tal modo que revoloteó vuestro escribano acá e allá, ora jugando a un juegop de pistas con las damas e caballeros de Gala Placidia, ora fumando sisha en compañía de don Ruy de Urrea, ora ejercitando la voz en el cántico de viejos cármenes infantiles con los mesnaderos de ACHA a través del micrófono, desgranando antiguos sones como "Ancho Cipote, Cipote Ancho", "La Abeja Maya", "La guerra verdulera" (que el escribano cantó de primera a última nota, rescibiendo la felicitatio de la bella donna Pilar Magaña), "Ornitorrinco" e otras muytas, además de un juego chusco inventado por un mesnadero de ACHA e don Marco Ieneguez consistente en hallar títulos de películas con la palabra "macarrón", de tal manera que por allá passaron "El macarrón de las galaxias", "Los macarrones de Elliott Ness", "Salvar al soldado Macarrón", "Macarrón-man" o "20.000 macarrones de viaje submarino", tontada esta última que fizo partirse de risa a mi señor de Urrea como si hoviesse escuxado el comentario más chusco del mundo.

Mas a esas horas (debía faltar poco para la de maitines) andábamos todos ya mui perjudicados del poco dormir et el mucho trasnochar la nocte anterior e decidimos retirarnos a nuestros aposentos a la espera del nuevo día, última de las jornadas de la Marató...