lunes, 27 de diciembre de 2010

Crónica de la Marató 2010 (3)

SEGUNDA JORNADA
¡Ataca, Hepatitis! ¡Mátalos Ibuprofeno!

Aún no había cerrado los ojos la mesnada en esta madrugada del día de San Eutiquio cuando el sol ya nos impelía a volvellos a abrir, saltar de la cama tan animosamente como una tortuga embarazada, vestir de nuevo las ropas talares (por primera vez los mis companyeros, que yo ya andaba ahíto de sayales desde la tarda anterior), e dexarnos caer hasta el refectorio por desayunarnos con unos muy estimulantes cafés preparados "expresso" por nuestros anfitriones, remojando en ellos croissantes e magdalenas a plazer, lo cual templónos los cuerpos aunque non contribuyó demasiado a abrirnos los ojos. O al menos, no a la mi persona, que aunque acostumbrado estoy al mucho madrugar et el poco dormir, dos horas de sueño siempre serán a todas luces insuficientes para cualquiera que pueda llamarse ser humano.

Charlamos un poco los mesnaderos acerca de los acontecimientos de pocas horas atrás e prontamente procedióse a la organizatio del campamento disponiendo en uno de los pabellones una mui lucida capillica de campaña con lámpara, velas, altar vestido de ricas telas y la talla de Nuestra Señora que ya conocemos de Peracense, a más de las mesas de expositio de armamento que iba a ser explicado por los mesnaderos de ACHA y Fidelis et probado por los muytos visitantes que esperábamos se acercasen al campamento, pues en aquesta ocassión tuvimos la buena idea de mostrar nuestras exquisitas artes de vestimenta e maneras repartiendo en el portón a quantas cabalgaduras e viandantes passaban por frente a él unos folletos explicatorios de nuestra presencia en Vilafranca et de la noble finalidad de la Marató. Añádase a ello que la tarde anterior donna Rocío, don Pero de Ahones e yo mesmo habíamos tomado unos reconstituyentes en una fonda próxima a nuestro campamento, despertando la curiosidad de quantos clientes en dicha fonda estaban et que a la mañana que acababa de despertar la acompanyaba un discreto pero hermoso e agradable solico de invierno para suponer que nuestras previsiones de visitantes eran, cuando menos, asaz optimistas.

Una hora faltaría para sexta quando ya el campamento de la Marató lucía en todo su esplendor, los armeros estaban dispuestos, los puestos de arquería listos para rescibir a infantes e adultos e ya los primeros curiosos se acercaban al albergue no sin antes retratarse en las huchas dispuestas para recoger sus donativos, que muy delicada e donosamente les demandaban donna Roçío, donna Pilar Magaña et donna Elisa de Montserrat en la mesa dispuesta a la entrada del recinto (rescibiendo por su dádiva las gracias de tan excelsas señoras et una pegatina con el nombre de Arcoflis para seer reconocidos como buenos), vendiéndoles además unos boleticos para un sorteo de una cesta de Navidad. Dióse el caso de que una daifa equivocó la cuantía de uno de los papeles-moneda introducidos en las huchas, dexando para el coleto de la Marató nada menos que 50 euros jaqueses creyendo seer 10, por lo cual se le entregó a la benéfica señora una cierta cantidad suplementaria de boletos para el sorteo de la cesta et enrronándola de pegatinas que gritasen a la muchedumbre su generosidad, quedando las damas de la puerta muy contentas del equívoco et la protagonista del mesmo un poco menos por su mala cabeza. Algo menos amable, pero más contundente era la artimaña de maese Corronchos, que explicaba las armas de los caballeros de la época de don Pedro el Ceremonioso et en lo más álgido e interesante del relato lo interrumpìa arteramente... hasta que los oyentes depositaban nuevas dádivas en las huchas et el bueno de maese Corronchos continuaba su explanatio como si el tintineo de los maravedíes le hubiesen devuelto la energía. De modo similar era el proceder de maese Assalit de Gúdal, el cual estaba ya plenamente repuesto de su nocturno viaje en globo, de modo que el buen caballero aprovexaba cualquier circunstancia para recordar a los assitentes la buena obra que allá se estaba realizando al donar unos pocos euros jaqueses et passar la hucha una et otra vez entre los curiosos, de tal modo que ambos dos excelentes caballeros hallaron buenas tretas para que el fin de la Marató fuesse todo lo rentable posible.

E assí entre unas cosas y otras llegóse la hora de la batalla programada en el festejo, de modo que nos diriximos todos con nuestras armas (la Fe, en mi caso) para desarrollarla en el descampado próximo al campamento. Anunciaron la llegada de los atacantes las senyoras donna Aina et donna Ingrid de Gala Placidia con grandes gritas et pronto formáronse dos grupos que representaban, de un lado, a las enfermedades producidas por lesiones medulares, capitaneadas por mi señor don Ruy Ximénez de Urrea et, por el otro lado, a los representantes de la Marató con el sennor don Ioan de Ancheta a la cabeza. Arengó don Ioan en parla catalana a sus tropas, entre las que se encontraban -¡cómo no!- los arqueros de Arcoflis et Arcomedievo, los quales trataron antes de convencer al monje para que ofreciese a gritos cien monedas de oro por la cabeza del Urrea, ¡cosa a la que me negué en redondo porque un fiel sirviente siempre vela por su amo y non lo traiciona! (y mucho menos de gratis), et a continuación el monje escribano bendijo a los defensores arrodillados ante la presencia del representante del Señor con buenos latines e desseos.

Comenzó tras ello la batalla con lanzamiento de flechas hacia los atacantes et, tras varias andanadas, trabóse combate individual en tan hilarante modo que, tratándose de enfermedades contra medicametos, oyéronse en varias occasiones gritos sorprentes como "¡Mátalos, Ibuprofeno!", "¡Ataca, Hepatitis!", "¡Por la Sífilis, adelante!", "¡Aspirina, sus y a ellos!" et otros tan desconcertantes et plenos de cachondeo como los descriptos, que fizieron encanarse de risa al escribano et a los asistentes al acto guerrero. Desde el campamento se pedía por megafonía a los curiosos asistentes que animasen a los defensores con sus gritas, que non parescían demasiado recías. Tras los primeros escarceos de lucha juntáronse en medio del campo de batalla don Ioan et don Ruy a parlamentar, mas non llegando a un acuerdo continuóse la batalla hasta caer las enfermedades derrotadas et don Ruy rodeado por la Farmacología en tal modo que lo fizieron arrodillarse et cortáronle la cabeza, la qual fue arrojada al público con desprecio ante la alarma e griterío del mesmo (dígase para aclarar tan alarmante noticia que la cabeza era una de goma que los mesnaderos de ACHA suelen llevar allá donde acuden a mostrar sus artes guerreras et que don Ruy conservó la suya, bien generosa de pelo ensortijado, sobre los hombros en todo momento).

Acabada la batalla con la victoria de la Marató, regresamos a la campa do nos esperaba la siguiente actividad, que era un vestir al caballero a la usanza de los siglos de don Jaime I et de don Pedro IV, et para no perder la costumbre el escribano charrinas tuvo que meter la pata et ponerse él mesmo a explicar la vestimenta civil de don Atho de Foces quando, al parecer, estaba dispuesto que fuese maese Pero Maça quien lo fiziese. He de decir para mi descargo que al seer costumbre del escribano fazer la descriptio de los ropajes del vestir al caballero, estaba convencido de que debía fazerlo también en aquesta occasión, por lo que non erré demasiado en mis explicaciones pero sí se quedaron algo cortas en comparatio con las muchos conoscimientos de mi querido et admirado maese Sorando en lo que a telas, cosidos e ropas civiles medievales toca. Tras ello, maese Ximén Cornel fizo la descriptio de las ropas e armas militares con la erudición que le caracteriza et acabado el acto rescibí un amable rapapolvo de mi buen compañero e siempre amigo don Atho de Foces, quedando yo algo avergonzado del equívoco et prometiéndole comprar un esparadrapo para taparme la boca la próxima occasión en que fuese a tomar iniciativas sin consultallo. Tontadicas sin importancia, en fin, que ponen un poco de sal a la vida.

E assí deste modo llegó la hora del yantar. Et también la de cambiar de pergamino, que bastantes palabras quedan reflejadas ya en este...